ANGELES LOPEZ ARTIGA: OBRAS PARA PIANO
ANGELES LOPEZ ARTIGA (PIANO)

Los Inmortales (La Tierra. El Aire. La Lluvia. El Sol. La Palabra. El Mar. El Fuego). Ensayos (Julieta Capuleto. George Sand. Teresa de Jesús. Juana I. Salomé. Marie Curie. Electra)

 

Los ejemplos de las compositoras femeninas son, porcentualmente, mucho menos abundantes que los de sus colegas masculinos, pero no por ello menos valiosos. Ilustres personalidades lo confirman: Barbara Strozzi en el siglo XVII, Mariana Martínez en el XVIII, Fanny Mendelssohn o Clara Schumann en el XIX para llegar al siglo XX con nombres como Teresa Carreño, Germaine Tagliaferre, Betsy Jolas, Matilde Salvador, María Luisa Ozaita, Sofia Gubaidulina, Stefanía de Kesseney, Elisenda Fábregas o Alicia Tercian.

Se une, pues Ángeles López Artiga a este grupo, más numeroso de lo que podría suponerse, de creadoras que han encontrado en el pentagrama el terreno preciso para dar rienda suelta a su talento e inventiva.

En el presente trabajo que recoge esta grabación, la artista asume el desafío personal de defender como intérprete dos obras escritas originalmente para piano, su instrumento, que datan de dos momentos cronológicos distintos.

Así vemos pues como, en su periplo creador, llega con una estética enmarcada en el expresionismo, a �Los Inmortales� en donde la compositora subsumiendo y haciendo suyas las reminiscencias que los poemas le suscitan, emprende desde su propia personalidad la conformación de un orbe de resonancias armónicas capaces de crear la atmósfera sobre la que sustentar su mundo onírico, aquí el expresionismo se simboliza, se alumbra con la luz mediterránea y nos deja entrever, como escribió Aleixandre: ��el mundo en el que he nacido pero en el que no me hallo��.

Se percibe su lúcido aprovechamiento de la intangibilidad de la música para situarnos en el plano de lo inmaterial, para hacernos presentir lo que ocurre detrás de los acontecimientos que se relatan, presagiar las emociones y los sentimientos que se entrecruzan en el alma humana al margen de la anécdota argumental. Su apasionado colorido se corresponde con el deseo de conceder al mundo sonoro, una nueva relevancia emocional y composicional bajo aspectos estéticos únicamente internos.

Los Inmortales (Preludios para piano) fueron compuestos en memoria de Vicente Aleixandre y dedicados a S.M. la Reina Sofía. El estreno mundial tuvo lugar el 11 de octubre de 1990 en la Universidad de Harvard, (EUA) interpretados por la propia autora. La versión orquestal se estreno en el Palau de la Música de Valencia el 16-12-94 por la Orquesta de Valencia, bajo la dirección de Manuel Galduf.

Cada preludio tiene como fuente de inspiración el poemario del Premio Nobel sevillano �Los Inmortales� que consta de siete poemas de verso libre: La Tierra, El Aire, La Lluvia, El Sol, La Palabra, El Mar y El fuego. La compositora trata cada uno de ellos de forma reflexiva y personal, con un carácter determinado por un lenguaje musical que no renuncia al lirismo.

 

Otro tanto ocurre en los �Ensayos�, detrás de cada �retrato� suena el tenso rumor de un desfile cargado de los sentimientos más íntimos del ser humano. López Artiga intenta hacernos perceptibles los anhelos, las inquietudes, los miedos subjetivos, las frustraciones y los sueños de la sociedad en la que convive.

Los Ensayos fueron compuestos en 1992 y ven la luz por primera vez a través de esta grabación. Son un conjunto de siete obras tituladas cada una con el nombre de grandes mujeres que fueron protagonistas en la leyenda o en la realidad de importantes episodios de la historia. Desde Julieta hasta Electra, cada una de ellas se convierten en el transcurrir del discurso musical en la metáfora que utiliza López Artiga para sus fines, sin que en ningún momento su �impresión� musical se vea constreñida o limitada al carácter de cada homenajeada.

Estamos, pues, ante, dos obras pianísticas reflexivas y calculadas. La compositora nos trasluce, a través de estas creaciones la afligida inquietud de un espíritu que necesita de la comunicación, que utiliza la creación artística como pedestal sobre el que elevarse y afianzar su realidad como individuo espiritual en su plenitud humana. La sinceridad para asumir este posicionamiénto y la naturalidad para desarrollarlo en sus planteamientos artísticos es fundamental para alcanzar el fin perseguido. Ángeles López Artiga, a mi juicio, lo consigue y todo ello a través de una estética acorde, bien definida, a la que acompaña la inspiración y una sólida técnica compositiva, pero también con una importante dosis de fantasía a la hora de elaborar el entramado musical.

 José DOMÉNECH PART (Pianista y músicólogo)