DANS LA CHAMBRE DU ROY
LA REVERENCIA CON ANDRÉS ALBERTO GÓMEZ, PERRINE DEVILLERS Y DAGMAR SASKOVÁ
Henry Du Mont (1610-1684): Loüez par des chansons nouvelles. Quam dilecta. Marc-Antoine Charpentier (1643-1704): Passacaille. Marin Marais (1656-1728): Pièces en trio en Re M (Prelude; Sarabande grave; Bransle de Village). Michel Lambert (1610-1696): Par mes chants tristes et touchants. Marc-Antoine Charpentier: Sans frayeur (Chacconne). Michel Lambert: Ah ! Puis que la rigueur. Jean-Baptiste Lully (1632-1687: Dans nos bois (instrumental). Michel Lambert: Vos mépris chaque jour. Jean-Baptiste Lully: Dans nos bois (cantada). Sarabande. Marc-Antoine Charpentier: Troisième Leçon de Ténèbres du Mercredi H.92. Jean-Baptiste Lully: AH ! Si la liberte me doit être ravie (Armide, 1686). Ritournelle. Marin Marais: Pièces en trio en Sol m (Prelude; Rondeau; Gavotte). Jean-Baptiste Lully: Le perfide Renaud me fuit (Armide). Chaconne des Scaramouches (Le bourgeois gentilhomme).
El taciturno Luis XIII legó a su hijo el placer por el arte, la caza, la música, la danza y la declamación. Creció en tiempos convulsos y violentos, pero rodeado de ese aroma protector que se adhiere siempre a todo elegido. Llegado su momento y entronizado como Luis XIV, aquel niño maleable y dúctil se vislumbra diferente: “L’Etat, c’est moi”, y en ese momento un nuevo sentimiento nacional empieza a germinar.
La Música del Rey es sostenida por una gran estructura, sus tres titánicos brazos ordenan la vida musical de una corte compleja y caprichosa: La Chapelle Royale, La Musique de la Chambre y La Grande Ecurie. Versalles no pasa ni un solo día sin música. Formaciones con un notable poder expresivo son el reflejo de un monarca que lo puede todo. La música tiene un impacto determinante en la vida de palacio y la Corte se mimetiza con su propio entorno. Toda pieza del mobiliario se decora de forma recargada, ningún milímetro de materia prima puede quedar a la vista. El cuerpo se oculta entre recargadas vestimentas, pelucas, polvos para la cara, guantes… Ni una sola pulgada de piel virgen queda visible. La música se reviste de un sedoso velo en el que la ornamentación forma parte inseparable de su pronunciación. Así es la Corte, así es París, un divino teatro de apariencias.
Lambert, Lully, Du Mont, De Lalande, Marais, Charpentier, Couperin… grandes nombres, célebres compositores. Algunos de ellos son responsables de las orquestas más prestigiosas de Europa: Les Vingt-quatre Violons, Les Petit Violons, Les Simphonistes de la Chambre… Otros son escogidos para tocar en la más estricta cercanía de Su Majestad.
LA REVERENCIA:
Pavel Amilcar, violín; Rubén Antón, violín; José Fernández Vera, traverso; Iván Sánchez, flauta de pico; Sara Ruiz, viola da gamba; Thor Jorgen, violone; Rafael Muñoz, tiorba y guitarra barroca; Miguel Ángel Orero, percusión (19); Andrés Alberto Gómez, clavecín, órgano y dirección.
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